domingo, 12 de marzo de 2017

Las cajitas de colores de San Victorino.

A pesar del debate por el uso del suelo que se le debe dar a esta antigua zona del "Cartucho" en Bogotá, esta sin duda es una iniciativa para llenar de color la capital y el país. El color y la innovación urbana hacen sentir sin duda una condición diferente a los espacios urbanos más deprimidos.

Se han pensado una renovación urbana en que los puestos de trabajo estén cerca de la vivienda popular, pero más allá de eso lo que se debe rescatar es la capacidad de embellecer espacios. En Colombia la tasa de informalidad para veintitrés ciudades del país es cerca del 50% (según el DANE), y eso se refleja en el número de vendedores ambulantes que observamos a diario, y aquellos que no deambulan tanto y, más bien, ocupan un lugar fijo en el espacio público.


Las cajitas de San Victorino se pueden optimizar y pensarse aún mucho mejor para hacer nuestras ciudades más bonitas, pero sobre todo más inclusivas. Lo malo del grafiti no es el grafiti, es la falta de planeación sobre el arte dentro de la ciudad. En nuestro país pasan cosas buenas en renovación urbana, prueba de esto es este proyecto temporal que ya es una realidad.

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